Lámpara del Santísimo
La lámpara del Santísimo tiene origen ya en el Antiguo Testamento, donde Dios ordenó que una lámpara llena con el más puro aceite de oliva debía arder constantemente en el tabernáculo del Testimonio sin el velo (Éx. 27,20.21).
La Iglesia prescribe que al menos una lámpara debe arder continuamente ante el tabernáculo (Rit. Rom. IV, 6), no sólo como ornamento del altar, sino para propósitos de culto.
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