Descripción
«El Rosario de la Virgen María, difundido gradualmente en el segundo Milenio bajo el soplo del Espíritu de Dios, es una oración apreciada por numerosos Santos y fomentada por el Magisterio». Así comenzó el anterior Papa Juan Pablo II, su Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae.
Uno de esos santos aludidos por Juan Pablo II, San Josemaría Escrivá, nos dio el siguiente consejo:
«Amigo mío: si tienes deseos de ser grande, hazte pequeño. Ser pequeño exige creer como creen los niños, amar como aman los niños, abandonarse como se abandonan los niños…, rezar como rezan los niños (…).
-¿Quieres amar a la Virgen? -Pues, ¡trátala! ¿Cómo? -Rezando bien el Rosario de nuestra Señora».
Por eso, el autor ha intentado hacerse niño al escribir estas páginas, e invita al lector a que haga lo mismo, imitando a San Josemaría en este tono que él supo mantener en su Santo Rosario. Sólo pretende ayudar a los que quieran introducirse en los momentos del Santo Evangelio que el Rosario nos sugiere; «a fijar en ellos la mirada de su corazón y a revivirlos», como también nos pedía Juan Pablo II.
Juan Antonio González Lobato es sacerdote. En Patmos ha publicado también Caminando con Jesús.
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